Después del triunfo verde sobre el verdeamarella, se han dejado venir una avalancha de alabanzas para Ego Sánchez y sus "niños de oro", sin embargo, hay que administrarse un poco de ubicatex. Me explico:
Como creo haber dicho, este Brasil no es el Brasil que conocemos. No están Dida, Adriano, Ronaldo, Ronaldinho, Kaká, etc., el planteamiento de Dunga se semejaba mucho al de México ante Honduras. Claro, no hay que menospreciar el gran juego de los verdes, aunque no deja de ser raro que los tricolores se crezcan ante equipos "grandes" y se achiquen ante los "chicos".
En otro orden de ideas: no sé dónde vieron Vds. el partido, pero en mi casa sólo se ven decentemente los canales de televisa y no tengo cable, así que tuve que soportar a Javier Alarcón, el Perro Bermudez y compañía, que la verdad, salvo Roberto Gómez Junco, están para llorar (TV Azteca no se salva, ¿eh?).
Lo que me tiene bien encabronado es el trato que los televisos le han dado a los "desertores" (Pardo, Osorio y Salcido), tratándolos peor que mercenarios, esta crucifixión mediática se dió durante los 90 y más minutos de juego. ¿De qué se trata? No sé, me parece de muy mala leche esos comentarios, ya que los citados jugadores han sacrificado muchas cosas, incluyendo a su familia, por jugar en el tricolor.
Pero bueno, qué se puede esperar de narradores a los que les encanta alburearse con el Compayito.
Por cierto, que madrina le pusieron los guaranís a los colombianos...
Y Argentina, normal, apretando el acelerador en la segunda mitad del partido y aplacando la rebelión gringa.
Para hoy: Bolivia - Uruguay y Venezuela - Perú.
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